FORMACIÓN

1.- ENFERMEDAD MENTAL:

Enfermos Invisibles: Personas sin Hogar y Enfermedad Mental (1ª Parte) María Isabel Vázquez Souza. Psiquiatra. Programa de atención psiquiátrica a enfermos mentales sin hogar. Servicio Madrileño de Salud

Todos los días y cada uno de los días del año, en grandes ciudades como Madrid existe una población invisible y que convive, compartiendo un mismo espacio social, La calle, con cualquiera de nosotros; personas, a las que con frecuencia ignoramos o fingimos no ver o que incluso no somos capaces de ver y sin embargo, se trata de un grupo de población importante.
En una ciudad como Madrid se calcula (Cabrera y cols.) que cada día del año viven una media de 907 de personas sin techo; entre ellas una cifra aproximada de 300-400 viven en esta situación de forma crónica y ¡sin considerar aquellas personas que temporalmente recalan en la calle!
¿Quiénes son las personas sin hogar?
Hablamos de personas sin hogar para definir a todas aquellas personas que, de forma general:
§ Carecen de un alojamiento estable
§ Ausencia de lazos sociales o familiares
Y dentro de ellos, la forma más extrema, más límite la sufren las personas “sin techo”, entendiendo por sin techo todas aquellas personas que viven, duermen, comen, se visten, lloran, ríen en la calle... sin recibir prestación sociales, acudir a recursos sociales para personas en situación de exclusión social o de apoyo familiar.
En el argot vulgar se les denomina “indigentes”, “vagabundos”, “transeúntes” etc. Pero casi todas estas palabras tienen connotaciones negativas; por ello, actualmente se prefiere utilizar estos otros términos que carecen de esta connotación. Además, la palabra HOGAR significa algo más que tener un sitio donde dormir o comer; supone unas condiciones de vida, de intimidad y con frecuencia, la presencia de unos lazos afectivos. Como señala Vega :”...hogar que pensamos recoge con más claridad las circunstancias en las que se desarrolla la vida de un gran número de personas... Esto es, habitualmente encuentran un “techo”- ya sea en uno de los muchos albergues existentes en nuestro país, en una casa abandonada o, incluso, en una pensión barata-, un techo ajeno y temporal, pero difícilmente encuentran un “hogar. Un “hogar” (“un lugar donde vivir y de dónde yo tengo la llave”, como lo definía una persona sin hogar inglesa) desde dónde reorganizar la propia historia y proyecto de vida personal”.
Según estudios realizados en Madrid (Muñoz y cols.) resulta llamativo que un 10% de las personas sin hogar tiene estudios universitarios y 2 de cada 3 estudios de segundo ciclo. Y tienen una profesión concreta que han ejercido. Muchos padecen enfermedades físicas o mentales y un 10% señala que no tomaba la medicación porque NO podían pagarla. No hay que olvidar que estos datos varían de año a año, cambiando los perfiles al ser una población viva y dependiente de los cambios en las estructuras sociales y económicas. Si bien, la presencia de enfermos mentales en situación de calle se repite en todos los estudios como una realidad constante.
¿Cuántas personas sin hogar padecen enfermedades mentales? ¿Qué les ocurre?
En datos aportados por la literatura se cifra la prevalencia de trastornos mentales en un 20-30% de las personas en situación crónica sin hogar.
Las patologías que padecen son idénticas a las que padece la población general; si bien, la prevalencia de los mismos es superior en algunas patologías a la población. Entre esas patologías destacan: las esquizofrenias, los trastornos afectivos graves (trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor), el abuso de substancias, los trastornos graves de personalidad y el estrés postraumático.
Los estudios británicos estiman que entre un tercio y la mitad de las personas sin hogar padecen un trastorno mental grave que se distribuirían como entre un 10-15% padecerían alguna forma de esquizofrenia y entre un 20- 30% un trastorno afectivo mayor (depresión o trastorno bipolar). Las tasas de consumo de alcohol y tóxicos son superiores.
No resulta fácil dar cifras con respecto a las patologías que con más frecuencia aparecen; ya que, al no tratarse de una población homogénea, probablemente los trastornos que afectan más a la población más mayor y crónica no sean los mismos (o al menos alcancen dimensiones distintas) que los que afectan a la población que vive en albergues o utiliza recursos como comedores.
En líneas generales, en la población más anciana y crónica prevalecen más trastornos de tipo psicótico y abuso de alcohol (y asociado a esto mayor patología física, demencias...) y en la población más joven trastornos por consumo de tóxicos, esquizofrenias y un incremento de trastornos de personalidad graves.
Dentro de las patologías más severas, por el grado de discapacidad que genera y su frecuencia se encuentra el grupo de las esquizofrenias.
Las Esquizofrenias afectan a un 1% de la población general y se caracterizan por la presencia de dos grandes grupos de síntomas
§ Síntomas positivos: Son los más llamativos. Los constituyen delirios, alucinaciones, trastornos del pensamiento, etc. Se observa un lenguaje y comportamiento extraños. La respuesta medicación suele ser favorable.
§ Síntomas negativos o deficitarios: Es todo lo que les “falta”. La tendencia a aislarse, a no relacionarse con otros, la disminución en la expresión de afectos, la falta de motivación. Es aquello que hace que les cueste reintegrarse en procesos de socialización, la falta de habilidades sociales. La respuesta a tratamiento farmacológico es mala. Requieren de estrategias de psicoeducación,
Hablamos de PATOLOGÍA DUAL, cuando una persona que padece un trastorno mental severo consume tóxicos. En ocasiones se ha querido ver en esta conducta una forma de automedicación, para reducir la angustia o los síntomas ocasionados por la patología mental de base.
Trastornos afectivos o del Humor, las patologías más frecuentes a las personas sin hogar son la depresión unipolar y el trastorno bipolar (psicosis maniaco depresiva). Este segundo trastorno se caracteriza por la presencia de episodios de depresión y episodios de manía. Los episodios de manía suelen ser los que nos llaman la atención. La persona se muestra desinhibida, realiza gastos de dinero superiores a lo que tiene, puede tener una conducta hipersexual, el lenguaje y el pensamiento son rápidos (tanto que se vuelven incomprensible a veces) y puede haber ideas delirantes místicas o megalomaníacas.
Los trastornos de personalidad. Son trastornos en los que el cambio es cuantitativo, no cualitativo. Se caracterizan por la presencia de un patrón de conductas estable, rígido, desadaptativo que provoca sobretodo dificultades en las relaciones interpersonales.
El trastorno por estrés postraumático
Tras un acontecimiento estresante grave, meses después, la persona experimenta tres grandes grupos de síntomas
§ Síntomas de hiperactivación motora. Ansiedad, insomnio, dificultades para concentrarse...
§ Síntomas de evitación. De todo lo que le recuerda el episodio. Anestesia emocional.
§ Pensamientos intrusos. Imágenes o sonidos relacionados con la situación estresante, pesadillas, muy vívidas.
En cuadros crónicos difícil de tratar y diagnosticar. Con frecuencia se objetivan historia de consumo de alcohol o conductas difíciles de explicar.
Dependencia a alcohol. Consideramos que existe una dependencia a alcohol cuando, en el año anterior o de forma continua, la persona presenta un deseo vívido de beber, no es capaz de controlar el consumo (el inicio, la finalización o la cantidad total), cada vez precisa de beber una cantidad mayor para experimentar las mismas sensaciones (tolerancia), se abandonan otras fuentes de placer y persiste el consumo aunque esto tenga consecuencia negativas para la persona.
El alcohol incrementa el riesgo de morbimortalidad por causas físicas y son más frecuentes los trastornos de conducta .El cese brusco de consumo de alcohol conlleva el riesgo de abstinencia, convulsiones y delirium tremens, son una urgencia médica, sobretodo las dos últimas, con riesgo de mortalidad.
El tratamiento esta basado en estrategias psicoeducativas y diferentes terapias con apoyo farmacológico para evitar la abstinencia, moderar el consumo por medio de fármacos que disminuyan el deseo de beber o fármacos aversivos y ,si se precisa ,tratamiento en régimen de hospitalización.


Enfermos Invisibles: Personas sin Hogar y Enfermedad Mental (2ª Parte) María Isabel Vázquez Souza. Psiquiatra. Programa de atención psiquiátrica a enfermos mentales sin hogar. Servicio Madrileño de Salud

Enfermedad mental: ¿Consecuencia o causa de vivir en la calle?
El hecho de vivir en la calle no es consecuencia de una causa única sino de multitud de factores a lo largo de un proceso que puede llevar a que se torne una persona sin hogar. Muchos de estos factores como los socioeconómicos (la precariedad laboral, el precio de la vivienda...), los cambios en las estructuras sociofamiliares, las rupturas sentimentales... pueden afectarnos a todos y según su combinación pueden suponer estreses vitales para constituir un cóctel letal que nos conduzca, a cualquiera de nosotros a la calle. Uno más de estos estresares, crónico, puede ser la enfermedad mental. Se calcula que si a lo largo de la vida de forma habitual sufrimos unos 2-3 de estos estresares (pérdida de padres o pareja, pérdida de empleo...); con frecuencia las personas sin hogar han padecido entre 7y 9. De todos modos la enfermedad mental es con frecuencia mencionada a la hora de explicar la presencia de enfermos en las calles. Las teorías principales que intentan explicar la existencia de personas con enfermedad mental en las calles son: las que hablan de origen social o estrés social en la aparición de la enfermedad mental y las de la selección o descenso social ya sea pasivo (drift) o activo (segregación) y la de la vulnerabilidad.
Según las teorías que achacan la aparición de la enfermedad mental al estrés social de la vida en la calle se indican tres situaciones difíciles de elaborar: la pérdida del alojamiento y acompañando a esto de relaciones sociales estables, coordenadas familiares, etc; la pérdida de seguridad, predictibilidad y control que supone vivir en la calle o albergues y la exacerbación de traumas psicológicos en personas con historias de abusos físicos o sexuales o la descompensación de estructuras de carácter previamente patológicas.
Las teorías del descenso social se apoyan en la mayor acumulación de enfermos mentales en las zonas centrales y pobres de las ciudades. La aparición de una enfermedad mental grave, en edades en las que se están desarrollando los estudios, la incorporación a la vida laboral y la formación de una familia, suponen una pérdida de recursos y empobrecimiento fácil de entender.
La vulnerabilidad supone que la aparición de los síntomas dependerá de una equilibrio entre aquellos factores personales y ambientales protectores y los que potencian o agravan los factores personales de vulnerabilidad.
La existencia de alcoholismo y otras toxicomanías puede influir de forma directa o como factores agravantes de otros trastornos
¿Qué se puede hacer?
Debido a la necesidad de cubrir múltiples y complejas necesidades no sólo en el ámbito de la salud sino también en le social (alojamiento, documentación), cualquier intervención requiere de un equipo multidisciplinar dispuesto a realizar una actuación a largo plazo e intervenir en situaciones de urgencia y de forma coordinada con la red normalizada. Se precisa que estos equipos trabajen en su entorno (es decir, la calle), de forma proactiva (buscándoles, motivándoles) y de forma respetuosa con sus deseos y necesidades, con un acercamiento progresivo que permita crear una relación de mutua confianza y poco a poco poder facilitarles su integración en la red social y sanitaria con la mayor autonomía posible por parte de la persona.
Por otra parte, son muchas las dificultades que deben arrostrar para poder alcanzar la red normalizada y, con frecuencia, esto hace que no tengan una atención adecuada a no ser que se les acerque mediante este tipo de servicio. Estas dificultades pueden ser tanto propias y derivadas del estilo de vida (desconfianza en las instituciones, prioridades en otras áreas- p.ej, encontrar dónde dormir o acudir dentro de un horario de comedor- la movilidad), como derivadas de las enfermedades (problemas para moverse, síntomas de enfermedad mental, intoxicación), como burocráticas (ausencia de documentos, poca disponibilidad o flexibilidad de citas y horarios...) o derivadas del estigma o creencias erróneas sobre la enfermedad mental o sobre las personas sin hogar (“los enfermos mentales son violentos...son vagos...están así porque quieren...eso es el alcohol...es un problema social...”)
¿Es posible?
Son varias las experiencias con resultados positivos en otros países (programa START en Londres, Poject UDENFOR en Copenhague...), algunas con más de 15 años de existencia. Desde hace casi 3 años, en la ciudad de Madrid, existe un programa perteneciente al Servicio Madrileño de Salud junto con una parte del programa PRISEMI (Proyecto de rehabilitación e inserción de enfermos mentales crónicos sin hogar) de la Consejería de Familia y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid , que se ocupa de la atención a este colectivo de forma coordinada con los servicios sociales para personas sin hogar del municipio de Madrid. Este equipo trabaja a un segundo nivel realizándose la detección, fundamentalmente, por parte de los equipos de calle de SAMUR SOCIAL y por otras entidades y servicios (RAIS, Realidades, Programa integral de San Vicente de Paul, CASI, Puerta Abierta...) y trabajando de forma coordinada con estos servicios.
Los objetivosde este programa
§ -Mejorar la atención en salud mental de la población sin hogar.
§ -Evaluación y diagnóstico.
§ -Tratamiento y seguimiento psiquiátrico de los enfermos que no están siendo atendidos en otros recursos de la red.
§ -Favorecer la integración y el enganche de los enfermos mentales en los recursos normalizados
§ -Coordinación de los recursos sanitarios y sociales precisos para la intervención.
§ -Apoyar la formación continuada de los profesionales que intervienen en el programa.
Realizándose contacto y, en muchos de los casos, el diagnóstico, tratamiento y seguimiento en la propia vía pública; sirviendo como puente para la atención posterior y continuación de la atención por parte de la red sanitaria.
En este tiempo se ha contactado con unas 200 personas obteniendo unas altas tasas de mejora, no sólo en términos de aceptación de tratamiento o alojamiento, sino también en mejora de su salud global y calidad de vida. Siempre en coordinación y de forma conjunta con los recursos sociales del Ayuntamiento de Madrid y sanitario de la Comunidad de Madrid. Más de la mitad de estas personas han aceptado tratamiento y están alojadas de forma estable; incluso, alguno de ellos trabaja de forma estable desde hace más de un año, en trabajos normalizados.

2.- DATOS DE RECUENTOS:

 
A)  Link para descargaros el ppt del recuento del 2008. Sirve para hacerse una idea del número de personas sin hogar que hay en Madrid, en que zonas, edades, acceso a servicios sociales...

http://www.megaupload.com/?d=1XQKKPU7
 
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